
Más allá del género Judith Butler y la transformación del feminismo
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Durante los años 60 y 70 del siglo XX, el feminismo conocido como de la Segunda Ola cuestionó el carácter individual del patriarcado y lo convirtió en una cuestión global. El problema de las sociedades patriarcales no era, por tanto, la dimensión individual del agresor o de la víctima, sino que se consideró que existía todo un sistema de opresión a la mujer al que había que cuestionar y enfrentar.
Con el auge de otros movimientos sociales, el feminismo se nutrió de los enfoques del antirracismo, el ecologismo y el pacifismo, sin perder su vinculación con la lucha por el socialismo y el fin del sistema capitalista, como muestran las obras de Angela Davis, Bell Hooks o el Colectivo Combahee River. Esto le permitió tener una visión más global del problema e identificarlo como enemigo a combatir.
Durante los años 90 se desarrolló una nueva ola del feminismo. Basándose en lo ya alcanzado en los años anteriores, las feministas de la tercera ola hicieron hincapié sobre la diversidad y la interseccionalidad, desde una perspectiva más individualista.
Es en este contexto en el que surge el pensamiento de Judith Butler. En su obra da cuenta de la necesidad de indagar en la diversidad humana en torno al sexo, desde el punto de vista de la experiencia individual. Butler contribuye, además, a descentrar el debate de la sexualidad de la opción que tenemos los seres humanos a la hora de relacionarnos y lo centra en la relación que tenemos con nosotros mismos y con nuestra autodeterminación.
La autora, se doctoró en Filosofía en 1978 y trabaja como profesora de Retórica y Literatura Comparada en la Universidad de California de Berkeley desde 1993. Entre esos años publicó la que hoy es una de sus obras más conocidas y estudiadas, como El género en disputa, publicada en el año 1990. Durante su formación, fue influenciada por pensadores como Michel Foucault, Jacques Derrida, Sigmund Freud y Simone de Beauvoir. Estos autores la llevaron a cuestionar los conceptos tradicionales de identidad y poder, desarrollando una visión postestructuralista del género. Butler cuestiona que en la sexualidad hubiese algo esencial, por esto, en sus obras se pregunta cómo es posible que formemos una identidad sexual y cuál es el proceso por el cuál esto sucede.
Con los libros que ha publicado la autora ha realizado numerosos aportes al feminismo y es considerada una de las teóricas fundacionales de los estudios Queer. Ella explora temas tales como la performatividad de género, la identidad sexual o la crítica al esencialismo sexual. Todas estas nociones se dan en un contexto donde la liberación sexual, la lucha por los derechos LGBTQI+ y el cuestionamiento al binarismo de género están a la orden del día en los debates filosóficos y políticos de todo el mundo.
Para la reflexión de la performatividad de género, en específico, se basa en los planteamientos del filósofo John Austin, quien había considerado la dimensión performativa del lenguaje, en su dimensión creativa, como algo que no solo refleja el pensamiento, sino que lo crea y transforma el mundo. A partir de lo cual, la dimensión performativa del sexo será uno de los asuntos clave del pensamiento de la autora.
Si volvemos a la tercera ola del feminismo, podemos ver que se caracterizó por un énfasis en la diversidad, la interseccionalidad y la crítica a las categorías fijas de identidad. Butler fue una de las figuras más influyentes de esta corriente al desafiar la idea de que el feminismo debía centrarse únicamente en la opresión de las mujeres entendidas en términos binarios.
La autora ha trabajado en la teoría del reconocimiento, explorando cómo ciertos cuerpos e identidades son legitimados o excluidos dentro del orden social. En Cuerpos que importan (1993), profundiza en cómo los discursos determinan qué cuerpos son inteligibles y cuáles quedan marginados. En este libro, sostiene que "los cuerpos sólo importan dentro de un marco regulador de poder que los legitima o los excluye". De esta manera, la materialidad del cuerpo no es independiente del discurso, sino que se construye a través de normas culturales y sociales que determinan su validez dentro del orden social.
Así es como su trabajo abrió nuevas perspectivas dentro del feminismo al introducir el concepto de fluidez de género y al rechazar la noción de que el sexo biológico es la base inmutable del género. Butler argumentó que las categorías tradicionales de "hombre" y "mujer" son construcciones sociales que refuerzan estructuras de poder, y que el feminismo debía incluir otras identidades marginadas, como las personas no binarias y transgénero.
Por esto, descentralizó las experiencias de las mujeres cisgénero como único foco del movimiento. Su trabajo ayudó a ampliar el feminismo hacia una lucha más inclusiva, en la que las opresiones de género, raza, clase y sexualidad se entiendan como interseccionales y entrelazadas.
Además de su impacto teórico, Judith Butler ha sido una activista comprometida con causas de justicia social y derechos humanos. Ha participado en debates sobre el genocidio en Palestina, la crisis migratorio y la violencia de género, destacándose como una intelectual pública que lleva sus ideas más allá del ámbito académico.
El año 2020 publicó el libro Sin miedo, donde examina cómo el miedo se ha convertido en un elemento central en la política contemporánea y en la gestión del poder. A través de una crítica a los discursos autoritarios y excluyentes, la autora propone el concepto de interdependencia como una respuesta a la violencia y la fragmentación social. Butler argumenta que la resistencia política no solo debe centrarse en el rechazo del miedo impuesto por el sistema, sino en la construcción de nuevas formas de comunidad basadas en la empatía y el reconocimiento mutuo.
En el libro Qué mundo es este (2022), Butler reflexiona sobre la precariedad y la interdependencia en un mundo marcado por la crisis climática, la desigualdad social y las pandemias. Sostiene que el concepto de libertad no puede separarse de la responsabilidad colectiva y que la interconectividad global nos obliga a repensar nuestras estructuras políticas y económicas. Según la autora, el reconocimiento de nuestra vulnerabilidad compartida es clave para construir un mundo más justo y habitable, en el que la cooperación y la solidaridad sean principios fundamentales.
En conclusión, la filósofa es una de las pensadoras más influyentes de nuestro tiempo, cuyo trabajo ha redefinido la comprensión del género, la identidad y el poder. Su contribución al feminismo ha sido crucial para la evolución del movimiento, al introducir conceptos de fluidez de género y ampliar el debate sobre la inclusión y la interseccionalidad. Su obra continúa inspirando a activistas, académicos y movimientos feministas que buscan construir sociedades más justas e igualitarias.
Te invitamos a descubrir o releer a una de las filósofas más destacadas de nuestro tiempo.